- Creo que no deberíamos vernos más – dije mirando fijamente mi cerveza.
No me gusta ver sus reacciones, me ponen nerviosa y me hacen sentir mal. Le solté el rollo de siempre. No quiero dejar de verte, me importas mucho, eres muy especial, te prefiero como amiga. Me lo sé de memoria porque lo digo a menudo, debo tener un defecto en mi mapa afectivo, porque las parejas no me duran mucho. Es algo involuntario, pierdo el interés o me aburro a los dos o tres meses, ¿qué hay después de ese tiempo? Algún nombre tedioso (peque, cariño, amor), quedarse en casa viendo una película o ir juntas al supermercado. No gracias.
Seguí hablando, esperando su reacción, pero no llegaba. Normalmente ponen cara de sorpresa, se enfadan o gritan. Pero ella no hizo nada. Finalmente alcé la cabeza para mirarla y me estaba observando, pero no sabría decir cómo. No parecía enfadada, ni sorprendida, parecía que le estuviese contando algo de lo más normal.
Mi mano avanzó por la mesa y se apoyó en la suya, mi pulgar acariciando su dorso. Entonces me sonrió levemente y se le resbaló una lágrima por la mejilla izquierda. Sólo una lágrima, preciosa, perfecta. Así estaba ella en ese momento, preciosa, perfecta. Con los ojos brillantes, los labios entreabiertos, el pecho subiendo y bajando lentamente, el vello rubio de los brazos ligeramente erizado. Me dieron ganas de saltar la mesa y abrazarla. Saqué un billete de la cartera, lo dejé encima de la mesa y salí del bar rápidamente. Cuando estaba fuera me di cuenta de que me faltaba el aire.
Me parapeté de mala manera en la pared del bar y la observé por la ventana. Seguía con la misma expresión distraída. Se secó la lágrima con las yemas de los dedos y brotaron algunas más de los dos ojos. Rebuscó algo en el bolso, yo pensé que un pañuelo, pero sacó bálsamo de labios y se lo aplicó. Quise besarla. Tomó un trago de vino y se cruzó de brazos mirando a la calle, era la primera vez que de verdad miraba algo desde que se lo había soltado. Me dio miedo de que me viera y bajé la calle con las manos en los bolsillos. Cuando llevaba unos minutos caminando di media vuelta para volver al bar, pero según me acercaba di la vuelta de nuevo. Me sentí despreciable y malvada, así que llamé a una amiga.
- Hola, perrilla – me dijo Marta.
- La he dejado.
- Me parece bien, no te convenía, lo estabas alargando demasiado.
- Ya…
- ¿Salimos esta semana? –dijo animada.
- No sé, a lo mejor
- ¿Qué te pasa?
- Quiero volver con ella.
To be continued… (si queréis!)
6 títulos de crédito:
ooohhh siii siiigueeee..se maaaasca la tragedia...y mi parte romántica se muere por saber como termina... :))
Que vuelva, que vuelva!!!!!!
Besos
PD:Esperamos la resolución ;)
jo!
que entereza la de la chica...
yo quiero que vuelva al bar,a ver si la otra le tira el copazo de vino a lo gata salvaje
quiero quiero!
coqui
Me encanta el comentario de básica. Queremos más (¿cómo no!) xD
Publicar un comentario