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Trivago
Trivago
Hoy os dejo dos cartas de amor. Voy a tener que ponerlas de dos en dos ,para que nos dé tiempo a leerlas todas antes de la fecha marcada: San Valentín. Supongo que no os vendrá mal algo más de lectura para la resaca del ocioso sábado. Disfrutadlas.
Participante: Traviata
Querido Amor:
Te escribo ahora que creo que te he encontrado. Ahora que me dueles de lejos, en la distancia. Aunque no sepa muy bien a dónde he de hacer que viaje esta carta y te me escondas en las nieves que han cubierto el trayecto. Ola de frío polar.
Sé que me he entretenido en el camino que tenía que llevarme hasta ti. He creído verte en la piel morena envuelta en humo que a pesar de atraerme febrilmente, no hacía más que alejarme de sí. Perdí la cabeza por las palabras adornadas de la experiencia, sinceras tal vez, pero carentes de la calidez necesaria. Bajé hasta los infiernos de los ojos más bonitos que he visto nunca, enmarcados por la dulzura más amarga que he llegado a conocer. Antítesis total.
Pero ahora estoy aquí y estas palabras te pertenecen solamente a ti. A ti, que me has arrancado poemas de los labios y sonrisas de los dedos. A ti, que me has devuelto todo el calor que un día lancé al vacío de todas las formas posibles. Conducción serpenteante por tu pecho, convección entre dos mundos diferentes, radiación de tus átomos deshaciéndose en los míos. Dejándolo todo perdido de cenizas que saben a tu aroma.
Contigo he aprendido a esperar desesperando las buenas recompensas. He conocido el olor de los besos en otoño, en primavera, en verano. Y a saber que sin ti es más crudo el invierno. Me has enseñado el revés de las cosas, ése que a mí siempre se me escapaba envuelto en signos de negación. Tu positivismo construido sobre cimientos de sonrisas.
Has sido todo un bálsamo para mi maltrecha inspiración, que desde que sabe de qué color son tus pecas y lunares, no hace más que imaginarse todas las combinaciones posibles para recorrerlos uno a uno, las yemas de mis dedos trazando el mapa del tesoro. Que desde que sabe qué huecos esconde tu cuerpo, no ha dejado de buscar las formas que tiene que adoptar el mío para quedarse a vivir en ellos. Que desde que sabe que existes te pertenece y se estremece y refunfuña si se la dedico a otra, ya sea por unos instantes. Por unas palabras.
Y aunque no lo pueda parecer, soy feliz teniéndote tan lejos de mí y saboreando tu amor en pequeñas dosis, con un cuentagotas que marca seiscientos o más. Y eso es lo que quiero que se desprenda de esta carta, con esto, de momento, nos tenemos que quedar. Te estarás preguntando el por qué, lo sé, siempre te gustaron las preguntas. Es sencillo. Si nuestra vida es así ahora, sueña cómo será cuando nos tengamos plenamente. ¿Puedes verlo? Yo también.
Esta carta debería terminar con dos palabras en infinitivo, pero permíteme tomarme una licencia en futuro. Te amaré. Porque ya te quiero.
Participante: Siempre
Empiezo por el final porque ella es el principio de todo, eso decía una postal de la ciudad más austral del mundo.
Compré un mapamundi para poner chinchetas allá dónde ibas y las fui enlazando con lana roja para seguir tus pasos.
Así he construido nuestro amor, a base de postales que adornan mi habitación: Barcelona, Roma, Montevideo…
Poco a poco me convertí en una experta de la meteorología de la ciudad en la que vivías, sabía más de ellas que de mi propia provincia.
Viajar te hacía feliz y cada día más libre; aprendí a quererte así, sin miedo!
Fuimos amigas, luego amantes y al fin, eternas.
_ Amor, confianza y respeto, ese era tu credo.
Besé a muchas otras pero sabes mejor que yo que sólo me quedo con tus besos y con los que (aún) no me has dado.
Una vez me pediste que cuidara de tu espalda porque era la parte del cuerpo que más sufría la nostalgia de alguien. Me atrincheré a ella y hundí mi cara en tu nuca para que no sufriera de soledad.
Todo sucede por algo… el destino tenía otros planes para nosotras.
Cuando cierro los ojos oigo tu risa esconderse entre las paredes y creo recordar el sabor de tu saliva, a veces no recuerdo con nitidez tu cara y eso me entristece. Sólo a veces.
Echo de menos tu espalda y a ti, un poco más.
Algún día amor, al final, te podré leer esta carta.
…porque ella sabe quién es y dónde está.
Siempre.
Participante: Traviata
Querido Amor:
Te escribo ahora que creo que te he encontrado. Ahora que me dueles de lejos, en la distancia. Aunque no sepa muy bien a dónde he de hacer que viaje esta carta y te me escondas en las nieves que han cubierto el trayecto. Ola de frío polar.
Sé que me he entretenido en el camino que tenía que llevarme hasta ti. He creído verte en la piel morena envuelta en humo que a pesar de atraerme febrilmente, no hacía más que alejarme de sí. Perdí la cabeza por las palabras adornadas de la experiencia, sinceras tal vez, pero carentes de la calidez necesaria. Bajé hasta los infiernos de los ojos más bonitos que he visto nunca, enmarcados por la dulzura más amarga que he llegado a conocer. Antítesis total.
Pero ahora estoy aquí y estas palabras te pertenecen solamente a ti. A ti, que me has arrancado poemas de los labios y sonrisas de los dedos. A ti, que me has devuelto todo el calor que un día lancé al vacío de todas las formas posibles. Conducción serpenteante por tu pecho, convección entre dos mundos diferentes, radiación de tus átomos deshaciéndose en los míos. Dejándolo todo perdido de cenizas que saben a tu aroma.
Contigo he aprendido a esperar desesperando las buenas recompensas. He conocido el olor de los besos en otoño, en primavera, en verano. Y a saber que sin ti es más crudo el invierno. Me has enseñado el revés de las cosas, ése que a mí siempre se me escapaba envuelto en signos de negación. Tu positivismo construido sobre cimientos de sonrisas.
Has sido todo un bálsamo para mi maltrecha inspiración, que desde que sabe de qué color son tus pecas y lunares, no hace más que imaginarse todas las combinaciones posibles para recorrerlos uno a uno, las yemas de mis dedos trazando el mapa del tesoro. Que desde que sabe qué huecos esconde tu cuerpo, no ha dejado de buscar las formas que tiene que adoptar el mío para quedarse a vivir en ellos. Que desde que sabe que existes te pertenece y se estremece y refunfuña si se la dedico a otra, ya sea por unos instantes. Por unas palabras.
Y aunque no lo pueda parecer, soy feliz teniéndote tan lejos de mí y saboreando tu amor en pequeñas dosis, con un cuentagotas que marca seiscientos o más. Y eso es lo que quiero que se desprenda de esta carta, con esto, de momento, nos tenemos que quedar. Te estarás preguntando el por qué, lo sé, siempre te gustaron las preguntas. Es sencillo. Si nuestra vida es así ahora, sueña cómo será cuando nos tengamos plenamente. ¿Puedes verlo? Yo también.
Esta carta debería terminar con dos palabras en infinitivo, pero permíteme tomarme una licencia en futuro. Te amaré. Porque ya te quiero.
Traviata
Participante: Siempre
A mi musa, porque ella sabe quién y dónde está…
Empiezo por el final porque ella es el principio de todo, eso decía una postal de la ciudad más austral del mundo.
Compré un mapamundi para poner chinchetas allá dónde ibas y las fui enlazando con lana roja para seguir tus pasos.
Así he construido nuestro amor, a base de postales que adornan mi habitación: Barcelona, Roma, Montevideo…
Poco a poco me convertí en una experta de la meteorología de la ciudad en la que vivías, sabía más de ellas que de mi propia provincia.
Viajar te hacía feliz y cada día más libre; aprendí a quererte así, sin miedo!
Fuimos amigas, luego amantes y al fin, eternas.
_ Amor, confianza y respeto, ese era tu credo.
Besé a muchas otras pero sabes mejor que yo que sólo me quedo con tus besos y con los que (aún) no me has dado.
Una vez me pediste que cuidara de tu espalda porque era la parte del cuerpo que más sufría la nostalgia de alguien. Me atrincheré a ella y hundí mi cara en tu nuca para que no sufriera de soledad.
Todo sucede por algo… el destino tenía otros planes para nosotras.
Cuando cierro los ojos oigo tu risa esconderse entre las paredes y creo recordar el sabor de tu saliva, a veces no recuerdo con nitidez tu cara y eso me entristece. Sólo a veces.
Echo de menos tu espalda y a ti, un poco más.
Algún día amor, al final, te podré leer esta carta.
…porque ella sabe quién es y dónde está.
Siempre.
2 títulos de crédito:
Yo también quiero tener un mapamundi con chinchetas, lleno de lugares que hayamos visitado juntas.
Vaya nivelazo...cada carta tiene algo que la hace especial. No me gustaría estar en la piel de jurado, está francamente difícil.
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