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miércoles, 2 de mayo de 2012

La columna de Ox: HistoriaLes III


La conversación con Claudia no había salido como yo esperaba. Esperaba un consejo que me hubiera liberado de mi cuelgue, o que hubiésemos maquinado un plan para recuperar a Sofía, pero en lugar de eso, había sido una conversación lógica y madura. Una decepción.

Sin embargo, había dicho algunas cosas interesantes, quizá si había sido de ayuda. Después de todo, si Sofía sólo me gustaba porque no podía tenerla, es que no me gustaba de verdad. Quizá sólo necesitaba entretenerme, pasar a otra cosa, darme unas vacaciones de mí misma. Un clavo saca a otro clavo, ¿no?

Decidí salir sola esa noche, así aumentarían mis posibilidades de conquista. Pero realmente nunca sales sola si sales por Chueca, y en cuestión de diez minutos ya había saludado a seis personas y prometido chupitos a otras tantas. Entré en el bar de siempre y allí me encontré con unas amigas. Estuve un rato bailando con ellas pero luego fui a la barra, mientras inspeccionaba el público del local. No era una mala noche. Pedí una copa y apoyé la espalda contra la barra para seguir con la ronda de reconocimiento. Noté que una chica me miraba y le sonreí mientras me alargaban mi copa. Ella me sonrió de vuelta e hizo un gesto para que me acercara a bailar con ella, pero yo me negué moviendo la cabeza y señalando mi copa. El truco funcionó y la vi acercarse a mí. Nunca falla, la caza es más fácil si separas a la presa de su manada.

Era pequeña, pero bien proporcionada, lo que es claramente un eufemismo para decir que estaba buena. Llevaba puesto un vestido con un poco de vuelo que se le pegaba a las caderas según andaba. Parecía bastante joven.

- Hola – me dijo acercándose todo lo posible a mi oído.
- Hola – respondí, dando un trago a la copa. No hay que mostrarse demasiado interesada, es mejor hacerse de rogar.
- Te he visto mirarme – me dijo sin tapujos.
- Ya, es que he notado unos ojos fijos en mí y no he podido evitarlo.
- Ya, bueno… - dijo mirando hacia abajo, un poco tímida.
- ¿Es la primera vez que vienes aquí? – decidí darle un poco de tregua.
- ¿Tanto se me nota?
- No, es que yo vengo mucho y no recuerdo haberte visto.
- ¿Y si me hubieras visto, te hubieras acordado?
- Seguro  – dije sonriendo.

Ya estaba. Me sentí estúpida por un momento. Esto es lo que se me daba bien, esto es lo que me gustaba hacer, no martirizarme por una tía cualquiera. ¿Por qué obsesionarme por Sofía cuando había tantas oportunidades por ahí?

- Me llamo Paula - dijo
- Alba – respondí, y después de una pausa - ¿Cuántos años tienes?
- Diecinueve.
- ¿Seguro? – dije intentando picarla, pero la verdad es que parecía bastante joven.
- Ja-ja. Sí, seguro.

Al final me convenció para bailar, y me alegré, porque se movía bien. Me pilló mirándole el culo un par de veces, pero no me avergoncé porque era parte del juego. Les gusta saber que te ponen. Después de un rato de hacer el tonto se me acercó mucho y, de improviso, me agarró de las trabillas del pantalón y me empujó hacia ella. Bajé la cabeza y nos besamos. Abrió la boca rápidamente para meterme la lengua. Sabía a coca-cola y a ron, justo lo que me gusta. Me sorprendí cuando me agarró el culo con decisión. La niña sabía lo que quería. No tardó ni media hora en sugerirme que fuéramos a mi casa.

Cuando llegamos a mi piso se le pasó un poco la valentía, así que cambié de táctica. Nos sentamos en el sofá, le aparté un mechón de pelo de la cara y la besé suavemente mientras le acariciaba la línea de la mandíbula. Fui abriendo su boca con ayuda de la mía y le mordí el labio inferior tirando de él hacia mí. Ella tenía los ojos cerrados, pero la vi sonreír nerviosa. Pasé las yemas de mis dedos casi sin tocarla por su cuello y se estremeció, y le acaricié los labios con mi lengua, repasando su forma. Tenía la boca abierta y suspiraba. Bajé al cuello y le fui dando castos besos desde abajo hacia arriba, hasta que llegué a su oreja y le mordí levemente el lóbulo.

- Paula… - susurré en su oído - ¿quieres que vayamos a la cama?

Ya sabía la respuesta, pero sonreí triunfante cuando asintió, aún los ojos cerrados y la boca abierta. La cogí de la mano y la llevé a mi habitación, cerrando la puerta tras de mí. Se quedó de pie en medio del cuarto, sin saber muy bien qué hacer, ¿lo del bar había sido sólo una pose? Me acerqué a ella sonriendo para darle confianza y sonrió tímidamente en respuesta.

Volví a besarla y esta vez ella también me besó. Acaricié su espalda con mis manos descendiendo hasta dibujar la curva de su culo y más abajo. Agarré el bajo de su falda suavemente mientras le acariciaba los muslos. Se estremeció de nuevo mientras tiraba hacia arriba de su vestido hasta que lo dejé caer al suelo. Me incliné para rozar su clavícula con los labios mientras le desabrochaba el sujetador y pude escuchar sus suspiros en mi oído.

La empujé suavemente hacia la cama mientras nos besábamos y ella me quitó la camiseta. Me tumbé encima de ella y su piel estaba suave y caliente. Sus dedos parecían nerviosos y torpes mientras me quitaban el sujetador, pero al instante me agarró del pelo y me atrajo hacia sí mientras notaba su aliento en mi boca. Le acaricié todo el cuerpo con las yemas de mis dedos, sus leves gemidos bajando por mi garganta, enviándome un escalofrío por la columna. Le mordí el cuello y se retorció debajo de mí. Fui bajando, entreteniéndome en morder y chupar cada isla de piel que me encontraba, hasta que me topé con su ropa interior. Jugueteé con mis dedos en la goma de sus braguitas mientras le besaba el hueso de la cadera y entonces sucedió algo que no me esperaba.

Ella se incorporó, me agarró la cara y me besó ferozmente. No me dio tiempo a reaccionar por la sorpresa cuando la tenía tumbada encima de mí. Se separó para sonreírme orgullosa, pero yo estaba muy entretenida acariciando la curva de su espalda. Me quitó los pantalones echándolos de un tirón fuera de la cama, se sentó a horcajadas encima de mí y empezó a pasear sus dedos, arañándome, por el espacio entre mis pechos. Ahora era yo la que temblaba, ¿qué le había pasado a esta chica? No pude pensar mucho porque empezó a lamerme el cuerpo por todas partes y me dejó desnuda. Con una mueca de satisfacción, me acercó dos dedos a los labios y los introdujo en mi boca, jugando con mi lengua. Después los sacó y los enterró entre mis piernas.

Cuando acabé con un grito lo único que había en mi cabeza era un nombre escrito con letras de neón: Sofía.

Mierda.

To be continued…

10 títulos de crédito:

Tuki dijo...

Jolín, por la historia que cuentas podría haber sido una conquista tuya en mi época soltera (salvo la parte del sexo...) quien sabe!
En cuanto a Sofía, esta claro que no queremos lo que tenemos y queremos no que no podemos poseer, es inherente a nosotras. Buena suerte!

Bruja Truca dijo...

Lo de "un clavo saca otro clavo" es la excusa de los cobardes... lo siento.

basica dijo...

por dios!! a estas horas un jueves,que cosas se han de leer! :)

Siempre suya dijo...

Digo lo mismo que Básica, y además estoy en el trabajo y peino canas....

Anónimo dijo...

jodo.

siempre pasa lo mismo!

ahora esto si... me has traumado! ya te contaré porque!

coqui

Anónimo dijo...

jodo.

siempre pasa lo mismo!

ahora esto si... me has traumado! ya te contaré porque!

coqui

Anónimoh dijo...

Uy, uy, uy, esto se pone interesante. Me encantó :)

Lola dijo...

Continuación, please. Quiero saber cómo acaba esto.

candela dijo...

Ai Sofia.... jejeje

Besos

Anónimo dijo...

Ox es la reina, me gustaría ser Juan Carlos también en este momento. Ole ole.

Anónimo P.

 
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