Episodio 5x27: Yo también soy ésta...

A veces las cosas son más fáciles de lo que creemos. Estuve pensando qué es lo que me retiene en Zaragoza a pesar de que mi trabajo por este curso ha terminado y encontré razones muy sencillas, que me convencieron más que las psicoanalíticas. Sencillamente allí tengo amigos, que he hecho en poco tiempo, pero se han convertido en especiales y allí tengo una vida que me construyo yo sola.

La vida, filosóficamente hablando, es una construcción. Es un lapso de tiempo entre nuestro nacimiento y nuestra muerte. En cada elección, en cada decisión, por estúpida que parezca, vamos eligiendo no sólo qué hacemos, sino qué somos. Dime lo que haces y te diré quién eres. Cada decisión, dentro de las posibilidades que las condiciones nos brindan, es una semilla en nuestro huerto.Quien elige no plantar, quien elige que elijan por él, no es menos responsable del resultado final, por más que intente esquivar la responsabilidad. Hay quién querrá tener un huerto de vegetales, quién querrá tener un jardín zen, un desierto o quien acabará sin saber cómo con un estercolero. Y no tenemos herramientas para creer que una opción es mejor que otra.

Las plantas más importantes del huerto son dos. Una viene de serie en tooooodos los huertos, y es la planta de la muerte, que no sabemos cuándo ni cómo, pero dará frutos. La otra tenemos que plantarla nosotros. Encontrar la semilla, plantarla y regarla a diario. Esa es la planta del amor. De cualquier tipo de amor. Y no es una teoría romántica y sensiblera. Es una reflexión histórico-filosófica donde se ha encontrado que los dos rasgos más característicos y distintivos de las personas como especie son: el sentimento hacia la muerte y el sentimiento de amor hacia otros.

 Hay quien se reserva las semillas del amor hasta el final y quién lo tiene claro desde el principio. Porque damos muchas vueltas en torno a nuestro huerto y el tiempo que tenemos, pero al final la mayoría se conforma con morir rodeado de gente que le ama y a quién ama. Si te llevas eso, se compensan los miedos y el drama del absurdo humano.

Mi abu está en casa y yo con ella. Haré los exámenes de la UNED, volveré a Zaragoza, después haré la oposición y celebraré "el Orgullo" en Madrid por todo lo alto. Porque yo estoy orgullosa de amar, de AMAR, sin distinción. De ser capaz de arriesgar, aun sabiendo que puedo quedar destrozada de nuevo, de volver a decir te quiero sin saber si habrá más que silencio. Porque no voy a salir un 30 de junio a enrollarme en una bandera multicolor, y en otoño rechazar un cuerpo por lo que podrían pensar los que "no-entienden". Porque el miedo a que la gente me rechace por mi concepción del amor no me puede. Porque voy a salir a celebrar mi forma de amar. Porque hay gente homosexual que "tampoco entiende"...

CONTINUARÁ..

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